miércoles, 2 de mayo de 2007

Tribu lingüística

La escritura que porponen las nuevas tecnologías: el caso de los mensajes de texto.

La mayoría de los jóvenes tienen un celular a mano, que usan preferentemente para comunicarse con sus pares, en la escuela y en la vida cotidiana. El lenguaje que propone la mensajería de los teléfonos móviles adapta las palabras del idioma para que puedan entrar en la pantalla del celular, que sólo acepta hasta 160 caracteres. Esto se traslada al intercambio que hacen en el chat. Un fenómeno lingüístico que suscita el uso de las nuevas tecnologías.
Una reciente declaración del ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus abrió un debate no sólo en la comunidad educativa, sino también en otros ámbitos de la sociedad: el uso de celulares en la escuela por parte de los jóvenes. Filmus expresó que la utilización de teléfono móviles en la escuela “debería estar prohibido porque es un elemento perturbador que rompe con los tiempos que debe tener el aprendizaje, es un elemento irruptivo”. Desde el Consejo General de Educación (CGE) de Entre Ríos, su presidente Jorge Kerz no estuvo de acuerdo con esta opinión y manifestó que desde ese organismo no iban a impedir “que se lleven celulares a las escuelas” porque esto significaría “meterse en la vida de las personas”. Sí admitió, sin embargo, que estaban trabajando para reglamentar su uso, pero que “más que prohibiciones y reglamentaciones, es una cuestión de sentido común”. La polémica se instala en un momento de masiva utilización de los teléfonos móviles no sólo entre los adolescentes, sino en todas las franjas etarias. Pero la especificidad del problema surge cuando son los chicos quienes se comunican a través de este medio, sobre todo porque todavía no se alcanzan a avizorar las consecuencias del uso las nuevas tecnologías, tanto en la vida cotidiana de los jóvenes como en el ámbito educativo. De todos modos, lo que sí aparece con cada vez más fuerza es un fenómeno que interpela las bases de la cultura letrada, como son los nuevos códigos que emplean los más jóvenes para comunicarse entre sí, convirtiéndose en habitantes de una ciudad digital donde ellos son protagonistas.
Otras palabras
El lenguaje de los mensajes de texto a través de los celulares tiene rasgos de un verdadero fenómeno lingüístico y social, tanto que ya se ha creado un diccionario específico, que “traduce” al castellano los términos de los teléfonos móviles. Se trata del www.diccionariosms.com (ver recuadro), donde es posible consultar y traducir los términos SMS (siglas de la expresión inglesa “short message system”) en castellano, elaborado a partir de la recopilación de abreviaturas que se emplean en los mensajes de teléfonos celulares y en los chats de Internet. “Hl¡ ya stoy en kasa. Bss, tqm”, dice un joven escritor de esta ciudad digital. Es claro que en los SMS, el ahorro pasa por la ortografía. Pero además, surgen nuevos términos a partir de la “adaptación” que hacen los más jóvenes, abreviando las palabras para conseguir meter el máximo de información en los 160 caracteres que caben en la pantalla. Sin embargo, no todos escriben igual, en los mayores la traducción no es tan simplificadora, seguramente por tratarse de subjetividades constituidas en una cultura letrada, escasamente alfabetizados los códigos de las nuevas tecnologías. De todos modos, si bien esta modalidad de comunicación acaba reduciendo el nivel de vocabulario, según los especialistas, a otros, especialmente a los adolescentes, los hace mejorar su capacidad escritural e inventiva. Para Alejandro Piscitelli, docente e investigador de la Universidad de Buenos Aires, en el artículo ¿Internet le hace bien o mal a la escritura? Veremos, veremos, veremos, publicado en el sitio Educ.ar, “los educadores que están en contacto con chicos que hacen un uso intensivo de la mensajería instantánea y del e-mail, están viendo emerger una nueva generación de escritores adolescentes acicateados por una potestad tecnológica que ha multiplicado como nunca la potencia expresiva y permite que gente de todas las edades escriba más que nunca”. Y agrega: “Aunque los gramáticos de aquí y de allá se escandalizan por la forma en que los pibes mutilan el lenguaje, tachonándolo de apócopes y tildes, son cada vez más los maestros despiertos que imaginan un futuro lingüístico para los chicos mucho más rico -no a pesar de su inmersión en la textualidad electrónica- sino justamente al contrario”. Para Martín Calzada, traductor al español de la novela del escritor Martín Amis, Perro callejero, fue un problema cuando tuvo que trasladar el vocabulario que el autor original proponía en este nuevo lenguaje digital, porque en el idioma de Cervantes las vocales son el centro de las palabras. Según declaraciones a la corresponsal en Madrid del diario Página 12, Amelia Castilla, Calzada debió recurrir a sus hijos y a los amigos de éstos, porque el juego literario en inglés que hacía Amis le resultaba indescifrable. En una de las páginas de la novela, a través de la mediación del traductor, se puede encontrar este párrafo: “Hacia mediodía hora de Londres recibió el siguiente mensaje: 'Kerido: t agrdzdc tanto tu consolador mnsaje... no snada pro las cosas estan + clars ahora. Siento como si m hubieran quitdo un pso de encma. A1que mi pdre tenga que kedar hosptalizado en st andrews gravmt enfermo... ¿sabs que pienso k m estoy enamorando d ti, clint'”. Deberá ponerse en discusión si esta escritura da cuenta de un cambio a nivel social e histórico, como sucedió con las lenguas latinas que, con el tiempo, devinieron en el actual castellano; o si se trata de una adaptación aberrante de nuestro idioma, que atenta contra la riqueza del vocabulario, y que deriva de la introducción de las tecnologías en la vida cotidiana.
Docentes, jóvenes y nuevas tecnologías
Otra cuestión a poner sobre la mesa sería preguntarnos si se trata de un verdadero cambio lingüístico o si estamos ante otro de los múltiples e históricos códigos que, de una u otra manera, los jóvenes siempre han utilizado para distinguirse de sus mayores -entre ellos los docentes-, en un proceso de configuración de la propia identidad. Piscitelli entiende que tanto el SMS como el e-mail constituyen “una nueva opor-tunidad para que los chicos desarrollen algunas de las necesidades que se requieren para la escritura efectiva en un mundo que los desprecia e ignora cada vez más”. Y apunta que resulta muy interesante “la capacidad que tienen algunos chicos (si se les señala y se los entrena adecuadamente) para pasar inconsutilmente del lenguaje de abreviaturas y siglas del chat al más formalizado y gramaticalmente correcto de la expresión escrita en el e-mail. Se trata de un nuevo caso de bilingüismo del que los adultos tendemos mucho que aprender, en vez de deplorar sistemáticamente que la tecnología enloda la mente”. De todos modos, la escuela se encuentra en un proceso de adaptación a estos nue-vos códigos, y ante las enormes competencias comunicativas de los chicos tanto en el uso de la mensajería instantánea al teléfono como Internet, algunos maestros pi-den un reentrenamiento intensivo en estas cuestiones. Sin embargo, para el diseñador de juegos Marc Prensky, en su trabajo Listen to the natives (Escuche a los nativos), los docen-tes no necesitan ser expertos en nuevas tecnologías sino dedicarse a coordinar el debate de ideas en las clases. Pero sí resulta fundamental que encuentren modos de incorporar en esas discusiones la información y el conocimiento que sus alumnos obtienen por fuera de las clases, en sus “vidas digitales”. Otra de las propuestas de Prensky es constituir una especie de comités, integrados mayoritariamente por alumnos, con la función de establecer las normas para el uso de los teléfonos celulares en la escuela, y disciplinar a aquellos que no las cumplan. A esto agrega que se podría organizar, de modo complementario, asambleas escolares, en las que los alumnos, docentes, y eventualmente los padres, pudieran de-batir sobre distintos aspectos del tema. Una apuesta interesante para acercarnos a los códigos de los más jóvenes como un modo de aprender más necesidades y de-mandas.


POR: Guido

1 comentario:

alguien que no les dijo...

hola si quería decirles que no estoy de acuerdo con respecto al texto, por que los estudiantes pueden llevar celulares a la escuela, por que no?? si las maestras hasta la directora llevan celulares... no m3e parece bien esos textos por que no buscan las cosas negativas?? bue yo ya dije suficiente asique me voy.